Las pantallas de carga de Hyrule Warriors Legends eran tan eternas que te daba tiempo a componer una sinfonía con una ocarina oculta

Link sabía perfectamente cómo no aburrirse en ningún momento

Hyrule Warriors Legends
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Las aventuras de Link en la saga The Legend of Zelda nos han retado a salvar el reino de Hyrule en infinidad de ocasiones, pero algunos juegos trataron de salirse de lo habitual con una jugabilidad más orientada a la acción pura y dura. Uno de esos casos lo tuvimos con Hyrule Warriors Legends, la versión para Nintendo 3DS de este mousou y que se llevó unos cuantos palos, muy merecidamente, por su rendimiento tan pobre.

A no ser que tuvieses una New Nintendo 3DS, no se veían apenas enemigos en la pantalla, los fps caían en picado y con las pantallas de carga te daba tiempo a ir al baño o prepararte un café por su excesiva duración. Alguien debió de pensar que sería buena idea hacerlas más interactivas para entretener a los jugadores mientras tanto, así que por eso se incluyó una ocarina secreta.

Este instrumento es uno de los objetos más importantes y relevantes de toda la saga y estaba presente durante las pantallas de carga del modo Aventura. Eso sí, era algo muy fácil de pasar por alto, dado que no estaba a la vista y lo normal era aporrear el botón A para pasar a la siguiente pantalla o por la extraña creencia de que así se iba a cargar más rápido. En cambio, si pulsabas el resto de botones de la consola, era ahí donde te encontrabas la sorpresa.

Esto se debe a que los botones B, Y, X, L y R emitían un sonido, pero no uno cualquiera. En realidad, eran las notas de la misma ocarina que podías tocar en The Legend of Zelda: Ocarina of Time y The Legend of Zelda: Majora's Mask, lo que suponía una buena oportunidad para sacar al músico que llevabas dentro o para componer tu propia sinfonía.

Aun así, lo normal era tocar todas las melodías de estos juegos, como la canción del tiempo, la canción de las tormentas, la canción del doble tiempo o la canción de Epona, entre muchas otras, aunque sin los efectos que producían. Es más, hasta podías tocar la cruceta para modificar estas mismas notas, lo que suponía una buena forma de no aburrirte en ningún momento y darle un toque más musical a la experiencia.

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